Hoy,es una de esas noches, noches en las que hace frío, y deambulas por cada rincón de tu habitación.
Insomnio, cómo no, vuelves a mí.
Pero son esas noches, en las que más tiempo tengo para cavilar, y poder plasmar todo en el papel.
Hoy, me he topado con un comentario, en el que alguien, ponía como si de un anuncio de teletienda se tratase, su estado sentimental.
Se vendía así mismo como un tipo guapo e inteligente, que sólo busca ese alguien especial, todo ello, acompañado de "Me gusta" y contacto.
Eso me ha hecho pararme a pensar. Recuerdo que hará cuestión de tres años, yo era de ese tipo de personas (no llegaba a poner un anuncio en el que me vendía, cual trozo de carne), pero si que estaba empeñada en encontrar a esa persona.
Quería ante todas las cosas, ese alguien especial. Compartir mis virtudes y defectos, revelar mis más oscuros secretos, y hacer planes de futuro.
Pero, ahora, después de los retales de la vida, y de las experiencias vividas. Al recordar eso, me siento estúpida.
El amor, no es algo que tengamos que buscar, es algo que aparece sólo cuando tiene que aparecer.
El buscarlo, sólo puede dar lugar a malentendidos. El estar empeñado en que algo salga bien, que esa relación tenga que prevalecer, y que esa sea la persona adecuada. Son demasiados convencionalismos. Creemos que en toda vida que se precie, ha de existir otra persona que nos complemente, y cuando ésta no aparece, nos emperramos en buscarla.
Pero nos equivocamos. Nuestro ansia puede con nuestra razón. Y nos acabamos perdiendo el placer de los pequeños detalles de la vida.
Esos besos robados, esos poemas al viento, esa sonrisa tímida, y esas conversaciones hasta el amanecer.
Debemos de luchar en contra de esos dogmas que hoy condicionan nuestra vida. Debemos tener nuestros propios ideales y luchar por ellos.
Así, quizá no perdamos tantos caminos equívocos que en nuestra vida hemos de recorrer para saber llegar al final del recorrido.
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