miércoles, 23 de septiembre de 2015

X

Noches delimitadas por el hedor del nuevo día.
Sábanas impregnadas de lascivia.
Números olvidados en la gran lista de los "ya te llamaré".
Farmacias de guardia abiertas hasta el amanecer.
Calles abarrotadas del bullicio del día laboral.
Y aquí sigo yo, luchando contra mi olor a destilería,
mientras preparo un café, para no pensar en aquello que no debería.

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