El hecho de que hablemos ya se ha convertido en rutina, aunque sólo sea para discutir, cuando no es así, me siento vacía, incompleta, como si una parte de mí se esfumase.
La dependencia que he ido engendrando no me hace ningún bien, ser dependente de tí, y aún no entiendo muy bien el por qué, nuestras conversaciones son breves y escuálidas, y tú apenas participas en ellas.

Pero bueno, supongo que el tiempo y la distancia hace el olvido, o almenos me conformo con autoengañarme de algún modo.
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